Pessoa: "El río de la posesión" (Fragmento)


Somos fuerzas porque somos vidas. Cada uno de nosotros tiende hacia sí mismo con escala en los otros. Si tenemos por nosotros mismos el respeto de considerarnos interesantes, (...) Toda aproximación es un conflicto. El otro es siempre el obstáculo para quien busca. Sólo quien no busca es feliz; porque sólo quien no busca, encuentra, visto que quien no busca ya tiene, y tener ya, sea lo que sea, es ser feliz (como no pensar es la parte mejor de ser rico).
Te miro, dentro de mí, novia supuesta, y ya nos desavenimos antes de que existas. Mi costumbre de soñar claro me da una noción justa de la realidad. Quien sueña demasiado necesita darle realidad al sueño. Quien da realidad al sueño tiene que dar al sueño el equilibrio de la realidad. Quien da al sueño el equilibrio de la realidad sufre de la realidad de soñar tanto como de la realidad de la vida y de lo irreal del sueño como la de sentir la vida irreal.
Estoy esperándote, en un devaneo, en nuestro cuarto de dos puertas, y te sueño viniendo y en mi sueño entras hasta mí por la puerta de la derecha; si, cuando entras, entras por la puerta de la izquierda, hay ya una diferencia entre tú y mi sueño. Toda la tragedia humana reside en este pequeño ejemplo de cómo aquellos con quien pensamos no son aquellos en que pensamos.
El amor pide identidad en la diferencia, lo que ya es imposible en la lógica, cuanto más en el mundo. El amor quiere poseer, quiere hacer suyo lo que tiene que quedarse fuera para que él sepa que se vuelve suyo y no es él. Amar es entregarse.
Pero la entrega total entrega también la conciencia del otro. El amor es, por eso, la muerte, o el olvido, o la renuncia [...]

En la terraza antigua del palacio, alzada sobre el mar, meditaremos en silencio la diferencia entre nosotros. Yo era príncipe y tú princesa, en la terraza a la orilla del mar. Nuestro amor había nacido de nuestro encuentro, como la belleza nació del encuentro de la luna con las aguas.
El amor quiere la posesión, pero no sabe lo que es la posesión. Si yo no soy mío, ¿cómo seré tuyo, o tú mía? Sí no poseo mi propio ser, ¿cómo poseeré un ser ajeno? Si ya soy diferente de aquel al que soy idéntico, ¿cómo ser idéntico a aquel de quien soy diferente?
El amor es un misticismo que quiere ejercitarse, una imposibilidad que sólo es soñada como debiendo ser realizada. 

Fernando Pessoa "El río de la posesión".


Comentarios

HUGOHREYES ha dicho que…
Gracias a El Cuerpo de la Duda por hacer tan buen trabajo de recopilación virtual de esta sublime creación Humana. Poseemos un lado bueno, muy bueno! que social.mente debemos ejercitar
Mariela Cordero ha dicho que…
Muchísimas gracias, me alegra haya disfrutado de este espacio.