Nombraré desierto el castillo
que fuiste
noche esta voz, ausencia tu
rostro,
y cuando te derrumbes en la
tierra estéril
nombraré nada al relámpago que te
arrebató
Morir es un país que amabas.
Llego
siempre por tus sombríos
caminos,
destruyo tu deseo, tu forma, tu
memoria,
soy tu enemigo y no tendré
piedad.
Te nombraré guerra y me tomaré
contigo las libertades de la
guerra y sostendré
en mis manos tu rostro oscuro y
surcado,
y en mi corazón ese país que
ilumina la tormenta.
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