Baco. Caravaggio. |
Basta una palabra,
un giro del deseo
para traer de pronto
toda esta ebriedad.
Vino que se destila en gotas
lentísimas.
Néctar–
más sutil que el éter
desciende al corazón
y allí
el sortilegio.
Ebrios de Dios mis ojos.
Ebrias mis manos.
Llenar la copa hasta los
bordes, dicen.
Tu rostro en todas partes,
tu mirada embriagada.
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