Sólo nos acercamos con los párpados bajos
A esas inmensidades del fondo.
¡Ven, si puedes!
Escruta en ese pozo vertiginoso y triste,
De la creación cuenta los tenebrosos nudos.
Mira, mide:
debajo del hombre que contempla,
Que puede ser cloaca y que puede ser templo,
Ser en quien el instinto en razón se resuelve,
el animal se inclina a la tierra; debajo
del bruto está la planta, inerte, sin sus párpados
Y sin gritos; debajo de la planta la piedra;
Todavía más abajo, yace el caos sin nombre.
En tal sombra avancemos. Se tú mi acompañante.
Traducción: Antonio Martínez
Sarrión
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