Cuando, los dos ojos cerrados,
en una tarde calurosa del otoño,
Respiré el olor de tu seno
caluroso,
Vi desarrollarse las riveras
dichosas
Que deslumbrar los fuegos de un
sol monótono:
Una isla perezosa donde la
naturaleza da
De los árboles singulares y de
los frutos sabrosos:
De los hombres cuyos cuerpos
están delgados y vigorosos,
Y de las mujeres cuyas miradas
por su franqueza asombran.
Guiado por tu olor hacia
encantadores climas,
Vi un puerto repleto de velas y
mástiles
Aún todos fatigados por la
oleada marina,
Durante que el perfume de los
verdes tamarindos,
Que circularán en el aire y me
hinchará la nariz,
Se mezcló dentro de mí alma el
canto de los marineros.
Traducción :Mario Bulmaro.
Comentarios