¿Qué debo compararte a un día de verano?
Tú eres más adorable y estás
mejor templado.
Rudos vientos agitan los
capullos de Mayo
y el estío termina su arriendo
brevemente.
A veces brilla el sol con demasiado fuego
y a menudo se vela su dorado
semblante.
A veces la belleza declina de
su estado,
por causas naturales o causas
imprevistas.
Mas tu eterno verano, jamás se desvanece,
ni perderá su instinto de tener
la hermosura,
ni la Muerte jactarse, de
haberte dado sombra,
creciendo con el tiempo en mis
versos eternos.
Versión Ramón García González
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