Oigo lo que no oyen los demás,
pies descalzos pisando
terciopelo.
Suspiros bajo el sello de una
carta,
el estremecimiento de las
cuerdas, cuando no vibran.
A veces, huyendo de la gente,
veo lo que no ven los demás.
El amor, vestido con la risa
que se oculta en las pestañas,
cubriendo los ojos.
Cuando aún tiene copos de nieve
en los bucles,
veo florecer la rosa en el
rosal.
Oí al amor partir
cuando unos labios por primera
vez rozaron los míos.
Quién, sin embargo, detendrá mi
esperanza:
ni siquiera el miedo al
desengaño,
para que a tus rodillas no se
ponga.
La más hermosa suele estar
loca.
Traducción: Clara Janés.
Traducción: Clara Janés.
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