Esperamos que cese la lluvia,
aunque nos hemos acostumbrado
a permanecer invisibles, tras
la cortina.
La cuchara es colador ahora y
nadie se atreve ya
a extender la mano.
Muchas cosas flotan por las
calles,
cosas bien escondidas en tiempo
seco.
¡Qué penoso ver las sábanas
usadas del vecino!
Vamos a menudo al indicador de
nivel
y comparamos, como relojes,
nuestras cuitas.
Algunas cosas pueden regularse.
Pero cuando los aljibes se
desborden y se colme la medida que heredamos
tendremos que ponernos a rezar.
El sótano está sumergido, hemos
subido las cajas
y comprobamos con la lista el
contenido.
Todavía no se ha perdido
nada
Como es seguro que las aguas
bajarán pronto
hemos empezado a coser
sombrillitas.
Será muy duro volver a cruzar
la plaza,
claramente, con sombra de
plomo.
Al principio echaremos de menos
la cortina
y bajaremos al sótano a menudo
para contemplar la marca
que las aguas nos legaron.
Traducción: Miguel Saénz.
Traducción: Miguel Saénz.
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