En la
era en que la vida sobre la Tierra era plena, nadie prestaba particular
atención a los hombres valiosos, ni señalaba al hombre de habilitad.
Los
gobernantes eran simplemente las ramas más altas del árbol, y el pueblo era
como los ciervos en los bosques.
Eran honestos y justos sin darse cuenta de que
estaban "cumpliendo con su deber".
Se amaban los unos a los otros, y no sabían
que esto significaba "amar al prójimo".
No engañaban a nadie y aun
así no sabían que eran hombres de "fiar".
Eran íntegros y no sabían que que aquello era "buena
fe".
Vivían
juntos libremente, dando y tomando, y no sabían que eran "generosos".
Por
esta razón, sus hechos no han sido narrados.
No
hicieron historia.
Versión
de Thomas Merton.
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