Cuando escuches el trueno me
recordarás
y tal vez pienses que amaba la
tormenta...
El rayado del cielo se verá
fuertemente carmesí
y el corazón, como entonces,
estará en el fuego.
Esto sucederá un día en Moscú
cuando abandone la ciudad para
siempre
y me precipite hacia el puerto
deseado
dejando entre ustedes apenas mi
sombra.
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