Anoche te he tocado y te he
sentido
Sin que mi mano huyera más allá
de mi mano,
Sin que mi cuerpo huyera, ni mi
oído:
De un modo casi humano te he
sentido.
Palpitante,
No sé si como sangre o como
nube errante,
Por mi casa, en puntillas,
oscuridad que sube,
Oscuridad que baja, corriste
centelleante.
Corriste por mi casa de madera
Sus ventanas abriste
Y te sentí latir la noche
entera,
Hija de los abismos,
silenciosa,
Guerrera, tan terrible, tan
hermosa
Que todo cuanto existe,
Para mí, sin tu llama, no
existiera.
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