El azar quiso, sin embargo, que ella volviese,
vagamente, los ojos hacia la multitud; en este instante, la mirada del joven y
la suya se encontraron un segundo, el tiempo de brillar y apagarse.
¿Se habían conocido en algún momento?... No. No en la
tierra. Pero que aquéllos que puedan decir dónde comienza el Pasado, decidan
cuándo se habían poseído verdaderamente los dos seres, puesto que esa única
mirada los había persuadido, de una vez y para siempre, de que su unión era
anterior a este encuentro. El relámpago ilumina, de una sola vez, las olas y la
espuma de la mar nocturna, y, en el horizonte, las lejanas líneas de plata de
las aguas: así la impresión en el corazón del joven, tras esa rápida mirada, no
fue gradual; ¡fue el íntimo y mágico deslumbramiento de un mundo que se
desvela! Cerró los párpados como para retener en ellos los dos luceros azules
que se habían perdido; luego, quiso resistirse a ese vértigo opresor. Levantó
los ojos hacia la desconocida.
Fragmento del cuento La Desconocida.
Comentarios