¿Qué es el amor? No se puede considerar, me parece,
que sea algo distinto del efecto resultante de
las cualidades de un objeto hermoso sobre nosotros; esos efectos nos
transportan, nos inflaman; si poseemos esos objetos, estamos contentos; si nos
es imposible obtenerlos, nos desesperamos. ¿Pero cuál es la base de ese
sentimiento? El deseo. ¿Cuáles son las consecuencias de ese sentimiento? La
locura. (…) Todos los hombres, todas las mujeres se parecen; no hay amor que
resista a los efectos de una reflexión sana. ¡Oh que idiotez es esa borrachera
que, absorbiendo en nosotros el resultado de los sentidos, nos pone en tal
estado que ya no vemos nada, no existimos más que para ese objeto adorado! ¿Es
eso vivir? ¿No es más bien privarse de todas las dulzuras de la vida?¿No es
querer permanecer en una fiebre ardiente que nos absorbe y nos devora, sin
dejarnos más felicidad que la de los goces metafísicos, tan similares a los
efectos de la locura?... Unos pocos meses de goce, que acaban colocando al
objeto en su verdadero lugar, nos hacen enrojecer al pensar en el incienso que
hemos quemado en sus altares y no llegamos siquiera a concebir entonces cómo
pudo seducirnos hasta ese punto.
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