Apuro
sediento tu tierno gemido,
tu
intimidad que me embriaga
y
ardiente, la lengua del dulce deseo,
pasión
cuyo vino no sacia.
Pero
corta con ese relato,
oculta,
calla tu sueño:
su
llama que quema yo temo,
tengo
miedo de saber tu secreto.
Versión de Rubén Flórez Arcila
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