Philippe Halsman Portrait of Jean Cocteau with Ricki Soma and Leo Coleman |
Hay gentes que lo poseen todo y no consiguen hacerlo
creer; ricos tan pobres y nobles tan vulgares
que la incredulidad que suscitan acaba por hacerlos
tímidos y les da una actitud sospechosa.
En algunas mujeres, las más hermosas perlas resultan
falsas. En cambio, en otras las perlas falsas parecen
verdaderas. De igual modo, hay hombres que inspiran
una confianza ciega y que gozan de privilegios
que no podrían pretender. Guillermo Tomás pertenecía a
esa raza de ventura.
Se le creía. No necesitaba adoptar precaución alguna
ni hacer ningún cálculo. Una estrella de mentira le
llevaba derechamente a su objeto. Así, nunca tenía el
rostro preocupado, turbado ni ceñudo. No sabiendo
nadar ni patinar, podía decir: «Yo patino y yo nado.»
Todos le habían visto sobre el hielo y en el agua.
Un hada especial da esa suerte en el nacimiento.
Hay algunos que triunfan y a cuya cuna no acudió más
hada que esa.
Nunca se le ocurrió a Guillermo hacer su examen y
pensar: «¿Cómo saldré de esto?», o «Estoy engañando»,
o «Soy un miserable», o «Soy un hombre hábil».
Caminaba estrechamente unido a su fábula.
Cuanto más vivía su papel, más se incorporaba a él y
más le aportaba ese fuego y esa franqueza que persuade.
Jean
Cocteau.
Fragmento de "Tomás el impostor" 1923
Traducción:
de Luis Hernández Alfonso
Comentarios
Para saber más sobre él puede consultarse el siguiente blog:
http://loshernandez.wordpress.com
Un saludo muy cordial.
Pablo Herrero Hernández