En mi mano el otoño come
su hoja: somos amigos.
Extraemos el tiempo de
las nueces y le enseñamos a caminar:
regresa el tiempo a la
nuez.
En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.
Mi ojo asciende al sexo
de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras
oscuras,
nos amamos como se aman
amapola y memoria,
nos dormimos como el
vino en los cuencos,
como el mar en el rayo
sangriento de la luna.
Nos mantenemos abrazados
en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se
sepa,
tiempo es de que la
piedra pueda florecer,
de que en la inquietud
palpite un corazón.
Tiempo es de que sea
tiempo.
Es tiempo.
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