"Mi amado angel,
Estoy loco por ti: no
puedo unir dos ideas sin que tú te interpongas entre ellas. Ya no puedo pensar
en nada diferente a ti. A pesar de mí, mi imaginación me lleva a pensar en ti.
Te agarro, te beso, te acaricio, mil de las más amorosas caricias se apoderan
de mí.
En cuanto a mi corazón,
ahí estarás muy presente. Tengo una deliciosa sensación de ti allí. Pero mi
Dios, ¿qué será de mí ahora que me has privado de la razón? Esta es una manía
que, esta mañana, me aterroriza.
Me pongo de pie y me
digo a mí mismo: “Me voy para allá”. Luego me siento de nuevo, movido por la
responsabilidad. Ahí hay un conflicto miedoso. Esto no es vida. Nunca antes
había sido así. Tú lo has devorado todo.
Me siento tonto y feliz
tan pronto pienso en ti. Giro en un sueño delicioso en el que en un instante se
viven mil años. ¡Qué situación tan horrible!
Estoy abrumado por el
amor, sintiendo amor en cada poro, viviendo solo por amor, y viendo cómo me
consumen los sufrimientos, atrapado en mil hilos de telaraña.
O, mi querida Eva, no lo
sabías. Levanté tu carta. Está frente a mí y te hablo como si estuvieras acá.
Te veo, como te vi ayer, hermosa, asombrosamente hermosa.
Ayer, durante toda la
tarde, me dije a mí mismo: “¡Es mía!”. Ah, ¡los ángeles no están tan felices en
el paraíso como yo lo estaba ayer!".
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