Siempre por primera vez
Apenas si te conozco de vista
Vuelves a tal hora de la noche en una casa oblicua a mi ventana
Casa toda imaginaria
donde de un segundo a otro
En lo negro intacto
Espero a que se produzca una vez más la desgarradura fascinante
La desgarradura única
De la fachada y de mi corazón
Cuanto más me aproximo a ti
En realidad
Más canta la llave en la puerta de la habitación desconocida
En donde te me apareces sola
Estás primero enteramente fundida en el resplandor
El ángulo fugitivo de una cortina
Es un campo de jazmín que he contemplado al alba en una carretera de los alrededores de Grasse
Con sus recolectoras en diagonal
Detrás de ellas el ala sombría cayendo de las plantas despobladas
Delante de ellas el cartabón de lo deslumbrante
La cortina imperceptiblemente levantada
Vuelven en tumulto todas las flores
Eres tú luchando con esa hora demasiado larga nunca bastante turbia
hasta el sueño
Tú como si pudieras ser la misma
Con la diferencia que quizás no te encuentre jamás
Haces como si no supieras que te observo
Maravillosamente no estoy ya seguro de que lo sepas
Tu ociosidad me llena los ojos de lágrimas
Una nube de interpretaciones rodea cada uno de tus gestos
Es una caza nocturna con miel
Hay unas mecedoras en un puente hay unas ramas que pueden arañarte en el bosque
Hay en un escaparate de la calle Notre-Dame-de Lorette
Dos bellas piernas cruzadas presas de unas largas medias
Que se abren en el centro de un gran trébol blanco
Hay una escalera de seda desplegada sobre la hiedra
Sólo hay
Asomarme al abismo
De la fusión sin esperanza de tu presencia y de tu ausencia
He encontrado el secreto
De amarte
Siempre por primera vez
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